Dos fueron los recorridos con los que contó la marcha, el recorrido A, entre Labastida y Laguardia, de 94,6 km; y el recorrido B, entre Labastida y Laguardia, de 30 km.
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«XXII Marcha cicloturista del Colegio de Médicos de Bizkaia»
Un año más, y van 22, llegó la fecha esperada por muchos colegiados y alguna colegiada para disfrutar de una jornada de bici con compañeros y compañeras de profesión y de afición.
Este año la fecha elegida fue el 25 de mayo y hubo algunos cambios respecto a las últimas ediciones porque la salida era en Labastida y tras montar las «flacas» en el remolque del autobús, a eso de las 8.45, tomamos rumbo a La Rioja.
Llegada al punto de salida, últimos preparativos, recuento de participantes donde contamos con la presencia de Teresa, única compañera de fatiga, foto «de familia» y a las 10 comenzamos la ruta.
Salió un día frio, ventoso y con el cielo amenazando lluvia. No era el día que hubiésemos elegido pero, sin pereza, el pelotón se dividió en dos grupetas para hacer unos el recorrido largo, de cerca de 95 km, y el resto el corto, el que tras pasar por San Vicente de la Sonsierra, Elciego y Navaridas, llegaba a Laguardia con 30 km recorridos.
El grueso del pelotón arrancó a buen ritmo dirección a Zambrana y pronto se fueron marcando las diferencias en la marcha. Esto ocasionó el fraccionamiento del grupo, pero cada uno fue pedaleando con aquellos que mejor se adaptaban a sus condiciones y así pudimos circular entre campos de cereales pasando por localidades como Treviño o Ventas de Albaina hasta llegar a Lagrán. Allí cambió tanto el paisaje como la orografía y entre hayedos, robles y encinas nos fuimos acercando a Peñacerrada. Nos esperaba el puerto de la jornada que, haciendo honor a su nombre, nos recibió encapotado, con lluvia y viento que, al menos a la grupeta de cola, le dificultó incluso el descenso hasta Rivas de Tereso.
Parecía que lo peor había pasado pero los últimos 20 km que hay desde esta última localidad hasta llegar a la meta se hicieron duros para unas piernas ya azotadas por los kilómetros y la meteorología. Pero, ¡por fin Laguardia! donde tras la pertinente y reparadora ducha los primeros en llegar pudieron disfrutar del poteo por el casco viejo. Más tarde, ya en el momento de la comida, la grupeta de cola se unió al resto.
Estando sentados en la mesa a la espera de las viandas, felices y contando las anécdotas y «miserias» de la jornada nos dimos cuenta de que faltaban dos de nuestros compañeros que al parecer, no contentos con la kilometrada que estaba prevista, se confundieron en un cruce y se echaron a la chepa unos cuantos kilómetros más.
En fin, otra anécdota más para el bagaje de esta interesante experiencia colegial que ya tiene su hueco en el calendario de la compañera y compañeros aficionados al mundo del pedal y que, sin duda, tendrá continuidad el próximo año.



