Bilbao, 8 de marzo de 1930 - Mundaka, 16 de marzo de 2001
La séptima de las médicas colegiadas en Bizkaia nació en una ilustre familia vizcaína. Era nieta de Ricardo Zuricalday de Otaola, militar y rico hacendado bilbaíno e hija de Mª Luisa Zuricalday de Otaola y de Modesto Arambarri Gallastegui, militar y, desde 1932 hasta 1937, jefe de la Guardia Municipal de Bilbao.
Al finalizar los estudios de bachiller en el Colegio Alemán de Bilbao, marchó a Sevilla para cursar los de Medicina. Eligió aquella facultad porque en Sevilla vivía un hermano de su padre. Inició la carrera con otras dos alumnas, pero ambas abandonaron los estudios; abandono motivado no por recibir un rechazo por parte de sus compañeros, sino, quizás, por las habladurías femeninas en una época en la que eran las propias mujeres las que veían con malos ojos su presencia en las aulas.
Durante su estancia en la capital andaluza, no sólo aprendió Medicina, sino que tuvo oportunidad de desarrollar su afición a la danza y aprendió el baile flamenco de uno de los más célebres maestros de aquella época: Enrique «el Cojo». No abandonó la práctica de aquel baile y siendo ya una médica establecida en Bilbao, continuaba mostrado su habilidad en festivales benéficos.
Al finalizar la licenciatura en Medicina marchó a Suiza para formarse como especialista en Anatomía Patológica en el Hospital Universitario de Zurich, Kantonsspital Zurich, junto al profesor Rüntner. Una vez finalizada su formación como especialista, regresó a Bilbao, se inscribió en el Colegio de Médicos de Bizkaia con el n.º de colegiada 1278, y abrió su consulta de especialista en Anatomía Patológica en la calle Gregorio Balparda (hoy Autonomía) n.º 54 – 1º. Se integró en el mundo de la medicina bilbaína y mantuvo relaciones profesionales con el Hospital de Basurto y con cirujanos locales. Le unía una buena amistad con Pedro Bilbao Encera y con algunos cirujanos. Se integró también en la Sociedad Española de Anatomía Patológica, en la que ingresó en 1960.
Pero el destino quiso que Bilbao se viera privado de su presencia. Tras recibir la visita de un colega suizo, quien vino a Bilbao acompañado por su esposa y un hermano también médico, surgió una relación que le llevó al matrimonio con Víctor Engeler, especialista en Oncología Ginecológica. Casados el 15 de julio de 1963, se establecieron en Zurich, donde él regentaba una clínica y ella tuvo oportunidad de ejercer su especialidad. Y en aquella clínica continuó trabajando hasta que, apenas un mes antes de su fallecimiento, decidió jubilarse.
Pero nunca perdió su relación con su tierra natal, mantuvo su casa en Mundaka y acudía a ella cada año en sus vacaciones. Esta relación la han mantenido sus descendentes, pues su hija Amaia Nerea Engeler Arambarri, que vive en Zurich, mantiene todavía la casa de Mundaka, que también visitan sus hijos.
Figura en los anuarios del CMB de 1956 y 1981 como especialista en Laboratorio (1956) y sin ejercicio (1981) colegiada n.º 1.278, con residencia en la calle Gregorio Balparda, 54 – 1º.
La séptima de las médicas colegiadas en Bizkaia nació en una ilustre familia vizcaína. Era nieta de Ricardo Zuricalday de Otaola, militar y rico hacendado bilbaíno e hija de Mª Luisa Zuricalday de Otaola y de Modesto Arambarri Gallastegui, militar y, desde 1932 hasta 1937, jefe de la Guardia Municipal de Bilbao.
Al finalizar los estudios de bachiller en el Colegio Alemán de Bilbao, marchó a Sevilla para cursar los de Medicina. Eligió aquella facultad porque en Sevilla vivía un hermano de su padre. Inició la carrera con otras dos alumnas, pero ambas abandonaron los estudios; abandono motivado no por recibir un rechazo por parte de sus compañeros, sino, quizás, por las habladurías femeninas en una época en la que eran las propias mujeres las que veían con malos ojos su presencia en las aulas.
Durante su estancia en la capital andaluza, no sólo aprendió Medicina, sino que tuvo oportunidad de desarrollar su afición a la danza y aprendió el baile flamenco de uno de los más célebres maestros de aquella época: Enrique «el Cojo». No abandonó la práctica de aquel baile y siendo ya una médica establecida en Bilbao, continuaba mostrado su habilidad en festivales benéficos.
Al finalizar la licenciatura en Medicina marchó a Suiza para formarse como especialista en Anatomía Patológica en el Hospital Universitario de Zurich, Kantonsspital Zurich, junto al profesor Rüntner. Una vez finalizada su formación como especialista, regresó a Bilbao, se inscribió en el Colegio de Médicos de Bizkaia con el n.º de colegiada 1278, y abrió su consulta de especialista en Anatomía Patológica en la calle Gregorio Balparda (hoy Autonomía) n.º 54 – 1º. Se integró en el mundo de la medicina bilbaína y mantuvo relaciones profesionales con el Hospital de Basurto y con cirujanos locales. Le unía una buena amistad con Pedro Bilbao Encera y con algunos cirujanos. Se integró también en la Sociedad Española de Anatomía Patológica, en la que ingresó en 1960.
Pero el destino quiso que Bilbao se viera privado de su presencia. Tras recibir la visita de un colega suizo, quien vino a Bilbao acompañado por su esposa y un hermano también médico, surgió una relación que le llevó al matrimonio con Víctor Engeler, especialista en Oncología Ginecológica. Casados el 15 de julio de 1963, se establecieron en Zurich, donde él regentaba una clínica y ella tuvo oportunidad de ejercer su especialidad. Y en aquella clínica continuó trabajando hasta que, apenas un mes antes de su fallecimiento, decidió jubilarse.
Pero nunca perdió su relación con su tierra natal, mantuvo su casa en Mundaka y acudía a ella cada año en sus vacaciones. Esta relación la han mantenido sus descendentes, pues su hija Amaia Nerea Engeler Arambarri, que vive en Zurich, mantiene todavía la casa de Mundaka, que también visitan sus hijos.
Figura en los anuarios del CMB de 1956 y 1981 como especialista en Laboratorio (1956) y sin ejercicio (1981) colegiada n.º 1.278, con residencia en la calle Gregorio Balparda, 54 – 1º.




