Santander, 28 de octubre de 1945-
Especialista en Pediatría. Pionera de la Neonatología en España.
Realizó los estudios de licenciatura en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, y tras permanecer unos meses en la Gran Bretaña perfeccionado su inglés, ingresó como médica interna en la Residencia Sanitaria Enrique Sotomayor, que contaba desde el año 1967 con grupo de 7 médicos internos, que vivían en el propio hospital, y que no estaban a adscritos a ningún servicio concreto, por lo que podían orientar su actividad a la especialidad que ellos quisieran. Eran también los encargados trabajar como médicos de puertas para atender a las urgencias. Antes que ella había permanecido unos meses Josune Martínez de Osaba, natural de Bermeo, quien marchó a Barcelona, donde desarrolló su carrera como especialista en Análisis Clínicos.
En aquellos años Cruces estaba lejos de ser el hospital que fue más tarde. No existía como tal ningún servicio de Pediatría y Lucila tuvo que realizar la exigente tarea de asistir a todas las urgencias que llegaban allí durante sus guardias. Pero aquello le formó como médica y le permitió tener unos conocimientos médicos generales muy útiles.
Orientó decididamente su quehacer hacia la Pediatría y, dentro de ella, cada vez más hacia la Neonatología y la Medicina Perinatal. En marzo de 1970 ya era socia de número de la Sociedad Vasco-Navarra de Pediatría. En junio 1970 obtuvo el título de Médica Puericultora por la Escuela Provincial de Puericultura de Bilbao. En junio de 1969 la Residencia de Cruces inició un despegue que la iba a transformar en el moderno Hospital Universitario de Cruces y llegaron nuevos pediatras que iban a marcar el futuro de Lucila. Entre ellos Justino Rodríguez Alarcón, quien iba a ser su maestro y su marido. Se formó entonces un equipo que fue pionero en España y es motivo de orgullo para todos los médicos y médicas de Bizkaia.
Al comenzar el Programa de Formación de Residentes, Lucila ingresó como R1 del Hospital de Cruces en Pediatría, donde siguió a partir de 1975 como médica adjunta, ya enfocada casi exclusivamente a la Neonatología. En junio de 1974 ingresó como miembro de número en la recién creada Sección de Neonatología y Medicina Perinatal de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Durante muchos años, hasta su jubilación, la doctora Martín trabajó en el Hospital de Cruces, salvo un breve paréntesis de dos años, durante los que el matrimonio marchó al Hospital de Leganés, del que fue nombrado jefe de Pediatría Justino. Allí, Lucila, como jefa de Neonatología diseñó reformó y modernizó la atención al recién nacido, creando una unidad médica a imagen de la de Cruces.
No vamos aquí a mostrar su extenso curriculum, solamente destacar sus aportaciones sucesivas a la asistencia intensiva del recién nacido (ventilación asistida, homeostasis y alimentación parenteral), a la alimentación del prematuro (fortificación de la leche materna, prevención del raquitismo de la prematuridad con suplementación calcio/fósforo), al control de la evolución de los grandes prematuros (seguimiento madurativo de la población de 1500 gramos o menos hasta los cuatro años).
Hoy, disfrutando de su jubilación en Getxo, recuerda sus primeros años haciendo constar el buen trato que recibió a su llegada a Cruces y a la Pediatría vizcaína.
Especialista en Pediatría. Pionera de la Neonatología en España.
Realizó los estudios de licenciatura en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, y tras permanecer unos meses en la Gran Bretaña perfeccionado su inglés, ingresó como médica interna en la Residencia Sanitaria Enrique Sotomayor, que contaba desde el año 1967 con grupo de 7 médicos internos, que vivían en el propio hospital, y que no estaban a adscritos a ningún servicio concreto, por lo que podían orientar su actividad a la especialidad que ellos quisieran. Eran también los encargados trabajar como médicos de puertas para atender a las urgencias. Antes que ella había permanecido unos meses Josune Martínez de Osaba, natural de Bermeo, quien marchó a Barcelona, donde desarrolló su carrera como especialista en Análisis Clínicos.
En aquellos años Cruces estaba lejos de ser el hospital que fue más tarde. No existía como tal ningún servicio de Pediatría y Lucila tuvo que realizar la exigente tarea de asistir a todas las urgencias que llegaban allí durante sus guardias. Pero aquello le formó como médica y le permitió tener unos conocimientos médicos generales muy útiles.
Orientó decididamente su quehacer hacia la Pediatría y, dentro de ella, cada vez más hacia la Neonatología y la Medicina Perinatal. En marzo de 1970 ya era socia de número de la Sociedad Vasco-Navarra de Pediatría. En junio 1970 obtuvo el título de Médica Puericultora por la Escuela Provincial de Puericultura de Bilbao. En junio de 1969 la Residencia de Cruces inició un despegue que la iba a transformar en el moderno Hospital Universitario de Cruces y llegaron nuevos pediatras que iban a marcar el futuro de Lucila. Entre ellos Justino Rodríguez Alarcón, quien iba a ser su maestro y su marido. Se formó entonces un equipo que fue pionero en España y es motivo de orgullo para todos los médicos y médicas de Bizkaia.
Al comenzar el Programa de Formación de Residentes, Lucila ingresó como R1 del Hospital de Cruces en Pediatría, donde siguió a partir de 1975 como médica adjunta, ya enfocada casi exclusivamente a la Neonatología. En junio de 1974 ingresó como miembro de número en la recién creada Sección de Neonatología y Medicina Perinatal de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Durante muchos años, hasta su jubilación, la doctora Martín trabajó en el Hospital de Cruces, salvo un breve paréntesis de dos años, durante los que el matrimonio marchó al Hospital de Leganés, del que fue nombrado jefe de Pediatría Justino. Allí, Lucila, como jefa de Neonatología diseñó reformó y modernizó la atención al recién nacido, creando una unidad médica a imagen de la de Cruces.
No vamos aquí a mostrar su extenso curriculum, solamente destacar sus aportaciones sucesivas a la asistencia intensiva del recién nacido (ventilación asistida, homeostasis y alimentación parenteral), a la alimentación del prematuro (fortificación de la leche materna, prevención del raquitismo de la prematuridad con suplementación calcio/fósforo), al control de la evolución de los grandes prematuros (seguimiento madurativo de la población de 1500 gramos o menos hasta los cuatro años).
Hoy, disfrutando de su jubilación en Getxo, recuerda sus primeros años haciendo constar el buen trato que recibió a su llegada a Cruces y a la Pediatría vizcaína.




