Bilbao 13 de diciembre de 1943-
La primera especialista en Cirugía Plástica de Bizkaia. Segunda médica de la plantilla del Hospital de Cruces y la primera del Cuerpo Médico Municipal de Bilbao.
Es la mayor de los hijos del traumatólogo bilbaíno Manuel Pérez Candela, especialidad que también ejerce su hermano Francisco Javier. Realizó los estudios de bachillerato en el colegio de las Carmelitas de Barraincua, en Bilbao, y los de la licenciatura en Medicina en la Universidad de Navarra, en la que participó activamente en numerosas iniciativas, desde el equipo de baloncesto hasta el grupo de teatro. Fue miembro del coro de la Universidad de Navarra que logró un accésit y un primer premio en los festivales de coros universitarios de España.
Nada más finalizar sus estudios, en mayo de 1969, ingresó en el Hospital de Cruces, llamado entonces Residencia Sanitaria Enrique Sotomayor, donde se formó en Cirugía Plástica junto al Dr. Antonio Alfaro. Desarrolló allí toda su carrera profesional, trabajando también en la Unidad de Quemados fundada por el propio Alfaro.
Como en aquellos años el trabajo de los médicos y médicas en Cruces no era a jornada completa (ni el salario), trabajó también como médica de las Casas de Socorro del Ensanche y Urazurrutia, siendo la primera mujer que formó parte del Cuerpo Médico Municipal de Bilbao. Desarrolló allí una gran labor, pues contribuyó a que los profesionales de la medicina y practicantes de las Casas de Socorro mejoraran su técnica en las suturas de heridas y sus conocimientos en el tratamiento de las quemaduras.
El Ayuntamiento de Bilbao había sido durante siglos la única entidad pública o privada que contrataba personal médico en Bilbao. Al principio, en el siglo XVII, fueron dos y luego tres, pero a finales del siglo XIX su plantilla creció notablemente y llegó a contar con 65 profesionales de la medicina en el año 1950, todos ellos varones. Sin embargo, la llegada de una mujer fue aceptada con absoluta normalidad, y quienes trabajaron con ella afirman no haberse percatado de lo que suponía la irrupción de una mujer en un mundo que durante siglos había sido reservado a los hombres. Cuando rememoran aquellos años, les queda claro que Socorro fue una compañera más. En pocos años fueron numerosas las médicas que se integraron en el Cuerpo Médico Municipal, siguiendo la estela de la doctora Pérez Ovejero.
Es aficionada a la música, sobre todo a la ópera, miembro de la Sociedad Española de Ilusionismo, casada y sin descendencia. Reside en la actualidad en Bilbao y está jubilada.




